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Me recibí de diseñadora gráfica cuando en el país existían sólo

cuatro instituciones donde se expedía ese título.

Eso le imprimió a mi carrera un cierto aire

de vanguardia, de innovación.

Cursé cuando todavía se usaba el "Letratone" y todo se resolvía

artesanalmente. Algo impensado hoy, con todas las facilidades que 

brindan los tan avanzados programas de computación. Que permiten

testear muchas más variantes en el mismo tiempo en que elaborábamos tan sólo una con nuestras manos.

Hoy contemplo a la distancia esa formación y la rescato como una

usina de ideas con un enorme amor por la manufactura,

cuestiones que trato de honrar pasado el tiempo.



​ADRIANA CÁNGARO

La que subyace detrás.

Soy arquitecta. Y diseñadora gráfica.

Y ambas son mis pasiones.

Porque me permiten dejar volar mi creatividad

y sentirme libre.

Porque, al enfrentar el desafío

de un papel o de un monitor en blanco...

todo se vuelve posible.

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